

Venus del espejo, Velázquez
- Óleo sobre lienzo de lino
- 100% pintado a mano
- Reproducción de un cuadro famoso
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| Autor: | Diego Velázquez |
|---|---|
| Título original: | La Venus del espejo |
| Título inglés: | The Toilet of Venus ('The Rokeby Venus') |
| Tipo: | Cuadro |
| Estilo: | Barroco |
| Técnica: | Óleo |
| Soporte: | Lienzo |
| Año: | 1649 |
| Tema: | Mitología clásica |
| Se encuentra en: | The National Gallery, Londres. |
Fue realizado con destino privado, evitando así los conflictos morales y religiosos que generaban este tipo de obras en la España del Siglo de Oro. La escena se inspira en la mitología clásica: Venus, diosa de la belleza, aparece recostada con natural elegancia sobre un lecho de telas grises y rosadas, contemplando su reflejo en un espejo sostenido por su hijo Cupido. La postura de la diosa, de espaldas al espectador, conjuga sensualidad y reserva; su belleza se percibe no tanto en la exposición del cuerpo, sino en la delicadeza de la luz, el equilibrio de la forma y la ambigüedad de la mirada reflejada. El reflejo del rostro en el espejo, difuso y enigmático, desplaza la atención hacia la contemplación del cuerpo como ideal de belleza terrenal. La Venus de Velázquez encarna, así, la transición del Amor Agapē, propio del amor contemplativo, hacia el Amor Eros, expresión del deseo y del goce visual.
Este lienzo, conocido como la “Venus del espejo”, es el único desnudo femenino que se conserva del pintor. Velázquez demuestra un dominio absoluto de la luz difusa y el modelado tonal, alcanzando uno de los puntos más altos del naturalismo barroco. La composición se organiza mediante diagonales suaves que conducen la mirada desde las curvas del cuerpo hacia el espejo, integrando figura y espacio en una unidad visual perfecta. La paleta reducida —gris perlado, rosado, pardo y blanco— contribuye a crear una atmósfera íntima y silenciosa. La piel está construida a base de veladuras que difuminan los contornos, logrando una textura viva y luminosa, mientras que los pliegues de las telas muestran una pincelada más suelta y vibrante. El contraste entre la nitidez anatómica del cuerpo y la indefinición del reflejo introduce un diálogo entre realidad y representación, cuerpo y apariencia, que anticipa una modernidad sorprendente en el arte de Velázquez.
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